La Fundación Pau Costa publica una declaración sobre la gestión de grandes incendios forestales
La Fundación Pau Costa ha conseguido plasmar en un documento un consenso entre organizaciones, profesionales e instituciones muy diversas sobre un análisis de fondo de los grandes incendios forestales y las soluciones más urgentes que requieren. Pretende la adhesión del mayor número de instituciones y profesionales para hacerle llegar a los responsables políticos regionales, nacionales y europeos que la principal solución a los grandes incendios que cada año más alarman a la sociedad es la gestión del territorio, no es disponer de más medios de extinción, es disponer de territorios rurales vivos a partir de la bioeconomía, para tener paisajes seguros, diversos, resistentes y resilientes a los grandes incendios forestales en el contexto actual de cambio climático.
El documento es fruto de un trabajo de más de 70 expertos a nivel nacional que culminó en dos intensas jornadas de trabajo en Madrid. “Es el gran mérito de este documento, que une en un texto concreto, a organizaciones y discursos muchas veces dispersos, con matices que provocan interpretaciones sociales erróneas. Ahora hay un discurso compartido que deben conocer la sociedad y los responsables políticos”, asegura Luis Berbiela, patrón de la Fundación Pau Costa.
La Declaración sobre la gestión de los grandes incendios forestales se presentó simultáneamente en Barcelona y Madrid y está disponible en la página web de la Fundación Pau Costa para que sea firmado por quien lo desee. Tras la presentación, ya han firmado más de 70 personas e instituciones como Greenpeace, WWF, Centro de Investigaciones sobre Desertificación (CSIC-UV-GV), Amigos del Parque Nacional de Monfragüe, la Fundación Felipe González, la Escuela de Ingeniería Forestal de la Universidad de Vigo, la Asociación de Periodistas de Información Ambiental, o la Dirección General de Biodiversidad, Bosques y Desertificación del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ya habían firmado la Declaración.
Para Jordi Vendrell, director de la fundación, “estamos en un momento crítico, y toda la comunidad ve claro que la problemática de los grandes incendios forestales no puede abordarse con soluciones simples o creencias, ni desde discursos sesgados o incompletos. Tenemos la responsabilidad de afrontar este reto y esta declaración pretende poner sobre la mesa las demandas urgentes que como sociedad debemos abordar”.
Precisamente de eso habló Enrique Segovia, director de Conservación de WWF, de “necesidad y urgencia, debemos actuar. Un primer paso importantísimo es ponernos de acuerdo en la terminología y el diagnóstico”.
El texto comienza con la constatación de que “los incendios son cada vez más intensos y conllevan consecuencias ecológicas y sociales sin precedentes”. Frente a esta situación, “los servicios de extinción no pueden hacer frente ellos solos”, entre otras cuestiones porque “superan su capacidad de extinción” y porque la extinción es solo la última respuesta, además de la más costosa económicamente.
“Estamos en el límite de lo que pueden mejorar los servicios de extinción. Llevamos décadas potenciando los servicios de extinción y las infraestructuras de apoyo a la extinción y, a cada nueva inversión en esta materia, el bosque crecía más y nos ganaba año tras año, fruto del abandono de su gestión, de la falta de aprovechamientos y la pérdida de la agricultura de montaña. Hemos alcanzado una continuidad inmensa que cuando comienza a arder difícilmente podemos hacerle frente”, comentó Juan Sánchez, director del Infoca.
Frente a este escenario la Declaración demanda “paisajes seguros” para que puedan trabajar los equipos de extinción con garantías de éxito y para la propia sociedad, que deberá “aprender a convivir con el riesgo”.
Ese fue otro de los términos que más se repitieron en la presentación, el riesgo que la sociedad, especialmente urbanita, desconoce cuando vive en entornos de interfaz urbano-forestal. “Es prioritario planificar, ejecutar y mantener el 100% de las infraestructuras de protección en las zonas de interfaz urbano-forestales”, reclama la Declaración. “En las jornadas de debate llegamos a la conclusión de que debíamos ser ambiciosos y reclamar que toda la interfaz debe disponer de planes de autoprotección y que se ejecuten ¿con qué criterio vamos a decidir que unas urbanizaciones sí y otras no cuando todas corren un evidente riesgo?”, se preguntaba Luis Berbiela.
Pero para poder actuar en esa interfaz es necesario en primer lugar que la sociedad sea consciente del riesgo y, en segundo lugar, que “se implique en la solución”. “Tenemos un problema social y la sociedad es parte del problema por vivir de espaldas al monte y al sector primario. Pero aún estamos a tiempo de cambiar esta situación, de sustituir los derivados del petróleo por productos naturales de proximidad. Debemos poner en valor los productos forestales y la agricultura de montaña. Y desearía que, en un futuro, la Política Agrícola Comunitaria sea realmente integradora del mundo rural”, comentó Juan Sánchez.
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