Muerte exhuberante en la selva misionera

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Los forestales europeos estamos acostumbrados a bosques en lo que lo más visible suele ser los troncos de los árboles. Es algo normal cuando entramos en montes bastante densos, en los que crecen bastantes cientos de árboles adultos por hectárea y con valores de área basimétrica que alcanzan muchas veces los 50 y 60 metros cuadrados por hectárea. Por eso, nos sorprende introducirnos en un mundo en lo que mires a donde mires predomina el verde del follaje que oculta un número de árboles relativamente escaso. Tal vez en otras selvas tropicales la imagen sea diferente, pero en ésta, bañada por el río Paraná y sus afluentes, las densidades son bajas, incluso en parcelas que no han sido explotadas en mucho tiempo. En la mayor parte de la selva que ha llegado a nuestros días los grandes árboles han ido explotándose desde hace más de un siglo. Es normal encontrar bosques abiertos, relativamente bien conservados y con la misma impresión de verdura total, pero en los que predominan más las cañas que los árboles, que tienen solamente un área basimétrica de unos 15-20 metros cuadrados, ¡tres o cuatro veces menos que en muchas de nuestras repoblaciones!

 

Fuente: Profor Blogs
Enlace: http://www.profor.org/profor/wp2/?p=469