La primera trufa negra con certificación PEFC llega al mercado de la mano de ARAGOTRUF

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PEFC España acaba de certificar la primera Tuber melanosporum en nuestro país, que llega a los mercados de la mano de la firma ARAGOTRUF, una empresa dedicada a la truficultura en todos sus ámbitos, desde el origen de la planta (con el vivero) hasta la producción, transformación y comercialización de trufa negra y otros productos trufados. Se trata de una empresa familiar, situada en Graus, provincia de Huesca, en una de las principales zonas truferas de España, con unas condiciones inmejorables para la producción de trufa negra.

"El hecho de que las trufas se obtuvieran inicialmente de los montes, provocó que existiera un cierto secretismo sobre el origen y la cantidad obtenida en cada temporada. Ese grado de ocultismo sobre cómo se producían y de donde provenían las trufas, de alguna manera  se ha venido arrastrando hasta la actualidad. Quizás ese fue uno de los motivos por el que desde ARAGOTRUF decidimos apostar por una certificación que garantizará el origen de las trufas que comercializamos, dando un valor añadido a un producto que ya por si solo tiene un importante puesto en la gastronomía mundial", apunta el gerente de ARAGOTRUF, Oscar Cagigos.

La firma oscense indica que, desde el inicio, han apostado "por la sostenibilidad del medio donde crecimos y vivimos, de forma que nuestro trabajo permita un desarrollo económico, social y ambiental, poniendo en valor las características de nuestro entorno". La comercialización de trufa negra en fresco (Tuber melanosporum) y productos elaborados con trufa, es ya una de las principales áreas de trabajo de ARAGOTRUF, que utiliza como marca comercial el sello ARTRUF.

Cagigos señala que "el mundo de la truficultura, a diferencia de otros sectores dentro de la agricultura, es un mundo relativamente nuevo y no del todo conocido, ni en la parte del cultivo ni en la parte gastronómica. La producción de trufa negra en plantaciones es ahora una realidad, pero inicialmente las trufas se recogían en unos determinados montes de encinas y robles, que por tener unas características especiales de suelo y acompañados de condiciones climáticas adecuadas, favorecían la aparición de estos hongos de forma silvestre". 

Con los cambios de clima que venimos experimentando en las últimas décadas, la producción de trufa de monte se ha reducido y la mayor parte de la trufa comercializada ya procede de plantaciones en las que se intentan controlar algunos de los factores que hasta el momento se conocen y que afectan a la producción.