España es la tercera superficie forestal europea, pero la octava en aprovechamiento de la madera para energía

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La gerente de la Confederación de Organizaciones de Selvicultores de España (COSE), Patricia Gómez Agrela intervino la semana pasada en la Feria Internacional de Energía y Medioambiente, GENERA 2019, y expuso algunas de las apreciaciones de COSE en lo que se refiere a la biomasa forestal como un “recurso desaprovechado”.

La charla de Gómez Angrela tuvo lugar en el contexto de una jornada técnica organizada por la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA), sobre el papel de esta fuente renovable en el contexto de la transición ecológica y los progresos de la biomasa en España.

Según los datos expuestos, España registra un nivel de aprovechamiento de la biomasa forestal muy inferior al potencial que aguarda en el monte, ya que se trata del tercer país de Europa en superficie forestal arbolada, por detrás de Suecia y Finlandia, y su masa forestal crece a un ritmo anual del 2,19% (media europea de 0,51%), y pese a todo ello, es el octavo en aprovechamiento de la madera (cada año se quedan en el monte del orden de 30 a 40 millones de m3/año de madera y biomasa).

En países de nuestro entorno con un clima y una conformación del bosque semejante y un sector bioenergético bastante más maduro, como Francia o Italia, los procentajes en el uso de la madera para energía tienen un peso mucho mayor. El consumo de biomasa per cápita en España de 0,103 tep/hab* (en Finlandia es de 1,435tep/hab).

El recurso es cada vez más abundante, debido al despoblamiento del mundo rural y el abandono de los aprovechamientos y usos tradicionales de los bosques, y porque las extracciones son inferiores al crecimiento anual, lo que conlleva la acumulación de existencias en el monte que no se están valorizando.

El consumo de madera para otros usos, como el aserrío o la fabricación de pasta de papel o tableros, tiene un techo más o menos definido, mientras que el uso energético (mayoritariamente térmico) de la biomasa forestal ha crecido de manera sostenida durante la última década. “El consumo final de la energía BIO crece exponencialmente, por su enorme grado de eficiencia -observa la gerente de COSE-. Queda todavía mucha biomasa en el monte, que se queda sin utilizar. Además de desaprovechar un recurso y una oportunidad, esto supone un evidente riesgo de incendio”.

En efecto, en los últimos diez años España ha sufrido una media anual de más de 14.000 incendios forestales, que han quemado más de 100.000 has anuales (equivalente a 200.000 campos de fútbol).

Monte: fuente de empleo y materia prima

En este escenario, España deriva hacia una matorralización y crecimiento de sus masas forestales en superficie (hectáreas) y volumen (m3). Tras esta amenaza, existe una oportunidad: COSE propone aumentar el aprovechamiento de la biomasa de los montes, para reducir el riesgo de incendios forestales, contribuir a mitigar el cambio climático y favorecer la bioeconomía rural, así como mejorar la vitalidad de las masas forestales, frente a plagas y enfermedades e impulsar un desarrollo rural.

Un megawatio (MW) instalado de energia producida con biomasa supone:

  • 11 empleos directos e indirectos
  • 8.000 mwh (megawatios hora) de energía renovable (el consumo eléctrico de 2.500 hogares)
  • Captura de 6.250 tde CO2 al año.

Según AEBIOM -Asociación Europea de la Biomasa- y FAO -Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura-, la biomasa para uso térmico genera 135 empleos (desarrollo rural) por cada 10.000 consumidores, mientras que gasóleo y gas natural generan tan solo 9 empleos.

El coste del abandono es mayor

Las consecuencias de la ausencia de gestión en el monte son muy graves:

  • Ambientales: Los bosques que no se cuidan tienden a degradarse y, con ello, sufrimos pérdida de biodiversidad, se agrava el cambio climático y se suceden incendios descontrolados, pérdida de suelo, disminución de la capacidad de fijación de CO2, de regulación del clima y del ciclo hídrico.
  • Sociales: Desaparición de puestos de trabajo en el ámbito rural, despoblación y desarraigo rural, falta de atractivos para nuevos emprendedores, envejecimiento y escaso relevo generacional, poca evolución empresarial
  • Económicas: Altos costes económicos en extinción incendios, empobrecimiento de los municipios forestales, pérdida de valor y calidad de la madera, etc.

“Los servicios ecosistémicos que ofrecen los bosques a la sociedad, fundamentales para el bienestar humano, se ven comprometidos”, subrayó a este respecto Patricia Gómez Agrela.

Oportunidades

Las oportunidades que nos ofrece la biomasa forestal no son pocas, tal como enumera COSE:

  • Abundancia de materia prima en los montes españoles (5-10 millones de toneladas, según distintas fuentes)
  • La biomasa posee un gran potencial de generación de empleo y valor añadido. El sector bioenergético devuelve empleo y mejoras ambientales, desarrollo rural y ayuda a frenar la despoblación.
  • Reducción de la factura y dependencia energéticas (6.500 M$ y 1,5 M TEP)
  • Precio de la energía calorífica muy competitiva (entre 0,041 y 0,046€/Kwh frente a los 0,066€/Kwh del propano, 0,059€/Kwh del gas natural ó 0,0895€/Kwh del gasóleo C).

“Con las medidas adecuadas y la oportuna financiación se podría dar respuesta al gran reto energético, y también al social y ambiental”, considera la portavoz de COSE.